Ésta es la historia de un empresario que, antes de esto, creía tener la situación de su empresa súper controlada. Contaba con una plantilla que le respondía, los problemas de personal no llegaban hasta el punto de tener que solicitar ayuda y nada hacía presagiar que tuviera que hacerlo. Al llegar la gran crisis del Covid-19, y muy a su pesar, tuvo que tomar medidas drásticas y recurrir al ya famoso ERTE. Convencido de que sus trabajadores lo comprenderían debido a la gravedad de la situación, se encontró con un escenario totalmente diferente al esperado: sus trabajadores no sólo no se mostraron comprensivos, sino que empezaron a quejarse e incluso a reclamar que “por lo menos” se les pagara desde la empresa la parte de salario que faltaba para llegar al 100%, alegando que ya de por sí su salario era muy justo y que no sabían cómo iban a sobrevivir. Alguno de esos trabajadores incluso había ido a consultar a un abogado y había intentado influir en los demás miembros del equipo para reclamar de manera conjunta sus derechos.
El empresario no daba crédito y se sentía profundamente abrumado por la situación. No entendía cómo era posible que su negocio estuviera a punto de irse a pique y que sus trabajadores sólo pensaran en querer cobrar el 100% del salario, aunque fuera sin trabajar. Parece que no se daban cuenta que, si el esfuerzo no lo hacían todos, ni el empresario tendría una empresa que gestionar ni el trabajador un puesto al que acudir cuando el estado de alarma pasara.
Así, el empresario empezó a reflexionar, forzado por una situación que no comprendía; se dio cuenta de que, aunque no había sido consciente hasta ahora, quizás las cosas, previamente, no estaban yendo tan bien como creía. Su plantilla iba cumpliendo con su obligación, sí, pero la comunicación entre empresa y trabajadores realmente era bastante escasa, y el sentimiento de pertenencia a la organización en realidad brillaba por su ausencia. Por primera vez, este empresario fue consciente de que le habían respetado todo este tiempo, pero ¿era por ser cercano o por infundir cierto temor? Si lo pensaba bien y repasaba ciertos acontecimientos,, tenía serias dudas . Él no había esperado nunca grandes resultados por parte de su equipo, aunque se los exigiera porque “es lo que hace un jefe”, pero, en realidad, poco creía en ellos. Como poco esperaba de su plantilla, poco es lo que recibía, y en momentos de verdadera crisis, salió a la luz la verdadera esencia del sistema humano que componía su empresa. También por primera vez, el empresario se dio cuenta (con cierto pánico ahora que había analizado bien la situación) de que SU negocio estaba en manos de los trabajadores. ¿Lograría sobrevivir o sería demasiado tarde para remontar? Lo veremos próximamente, así que no os perdáis el blog las próximas semanas.
¿Te sientes identificado/a con esta historia? Escríbenos a consulta@kairosgrupo.com . Normalmente ofrecemos una sesión de consulta gratuita como máximo, pero debido a la situación que estamos viviendo, desde Grupo Kairos hemos decidido que si antes nuestra misión era mejorar los negocios a través de las personas, ahora más que nunca debemos apoyar a aquellos negocios que se están viendo en la cuerda floja, ya no sólo por la situación, sino por los problemas de personal que están sufriendo y que suponen una amenaza de cierre inminente. Por ello, y sólo mientras dure el estado de alarma, hemos decidido realizar consultas ilimitadas a quien lo necesite. Para ello, solamente hay que inscribirse en el formulario de contacto pinchando aquí y llamaremos en un plazo máximo de 48h. Ánimo a todos y, aunque ésta es una situación sin precedentes, estoy segura de que en tu vida has pasado por otras situaciones que para ti tampoco tenían precedentes, y las superaste con éxito, saliendo reforzado/a de ellas, así que adelante, porque además no estás solo/a.
-Aryán Puerta-
Esta historia es la de muchos por desgracia
Así es Adriana, pero en este caso, lo importante será el final. Muchos caerán, pero los que sepan reconducir la situación serán mucho más fuertes con el tiempo 😉
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