Tanto si te dedicas al sector de automoción, como a la moda, a sanidad o a restauración, da lo mismo. El caso es que tienes personal a cargo, y eso a veces es mucho más difícil que gestionar el negocio en sí. Tu consecución de resultados va íntimamente ligada a la productividad de tu personal y a veces te desesperas porque ves que podrían hacerlo mucho mejor, pero no hay manera de que saquen su propio nivel de excelencia. A lo mejor has probado ya varias fórmulas para que tu equipo rinda mejor pero ninguna ha dado el resultado que esperas o que necesitas. Pues bien, cada caso es diferente, pero voy a darte un par de pistas:
1) A trabajador satisfecho, mayor rendimiento
2) Tu misión como jefe/a consiste en sacar lo mejor de tu equipo (no en hacer de “policía”, “meter caña”, “exprimir” o “sacar el látigo”)
En cuanto a la premisa número 1, te la voy a explicar. Trabajador satisfecho no quiere decir que pueda hacer lo que le dé la gana, que cobre un salario muy alto o que no se le pueda llamar la atención, no. Trabajador satisfecho significa que, a pesar de trabajar bajo presión, de quizás tener unos objetivos altos, o un nivel de esfuerzo considerable, puede contar en todo momento con un jefe que representa un apoyo fundamental en su día a día. Este jefe (en adelante líder), le ayuda a ver soluciones a los problemas, le ayuda a discurrir soluciones que a él no se le habían ocurrido, le ayuda a gestionar mejor su tiempo para facilitar sus tareas y mejorar el rendimiento; el líder también es alguien que le escucha cuando tiene alguna cuestión delicada que afecta al trabajo, le ayuda a generar autoconfianza (entre otras cosas porque confía en él), le deja que se equivoque y corrige sus errores. A veces también tiene que llamar la atención de manera severa y contundente, pero siempre lo hace para corregir una situación, no para hacer sentir mal al trabajador/a, y jamás grita ni falta al respeto, lo que le hace aún más contundente. Trabajador satisfecho significa también que se siente escuchado en su empresa, que sabe que le valoran porque se lo demuestran, que le pagan a tiempo según lo acordado, que se cumple con la palabra, que se siente parte de su organización.
Todo lo que implica que un trabajador esté satisfecho, al menos lo comentado aquí, no cuesta dinero extra y hace que el trabajador/a dé lo mejor de sí, es decir, un nivel máximo de productividad (o, al menos, de la productividad que es capaz). En cambio, cuando se dan las condiciones contrarias, el nivel de gasto de dinero y recursos que supone para una empresa ni siquiera suele cuantificarse; empezando por mucha menos productividad ( lo cual supone siempre menos facturación), siguiendo por una mala actitud y posterior mal clima del trabajador/a (tanto en singular como en plural), desidia / negligencia que acaba afectando a los clientes, conflictos varios, despliegue de recursos disciplinares implicando a más personas o departamentos, coste por despido y, muchas veces, costes derivados de demandas judiciales.
Ser un mal jefe le cuesta muy caro a una empresa. ¿Cómo de bueno te consideras? Si sientes que la descripción de jefe/líder que he dado para que un trabajador se sienta satisfecho coincide contigo, perfecto. Si en cambio no eres capaz de desempeñar ese rol y te sorprendes a ti mismo en actitudes que despiertan el recelo de tus empleados/as, tienes trabajo que hacer. En otro artículo te detallaré mejor cómo hacerlo, pero puedes contactar con nosotros y haremos un plan personalizado para ti, con resultados garantizados.
Vamos ahora con la premisa 2, según la cual tu misión como líder consiste en sacar lo mejor de tu equipo. En el artículo siguiente descubrirás qué tal estás realizando tu misión.
Aryán Puerta