Una amiga me decía el otro día: ¿Por qué tenemos que vernos en circunstancias extremas para darnos cuenta de lo importante que es la vida? Automáticamente recordé que hay miles de testimonios en que las personas, a raíz de una experiencia vital sumamente traumática, cambiamos de repente nuestra forma de ver las cosas, y, en consecuencia, cambiamos nuestra manera de pensar y actuar, llevando a cabo cambios en nuestra vida que, de no ser por esa experiencia, ni nos hubiéramos planteado.
¿Realmente hace falta vivir una experiencia extrema para que hagamos un cambio importante? Reflexionemos sobre ti: ¿Qué hace falta que ocurra en tu vida para que de una vez por todas te lances a hacer esos cambios que te llevarían a la vida que realmente quieres y que ahora te parecen una utopía? Pregunta típica: ¿Eres espectador o actor principal de tu vida? ¿Cómo sería tu vida ideal? ¿Dista mucho de tu vida actual? ¿Qué cosas haces en tu día a día para llegar a tener esa vida ideal?
Por favor, no esperes a que ocurra algo drástico para tirarte a la piscina de tu vida ideal. Lo más drástico ya está ocurriendo sin que apenas te des cuenta, y es que cada día que pasa ganas o pierdes la oportunidad de vivir esa vida soñada, y ese día que ha pasado es como un tren que ya no vuelve. Súbete a tu tren y hazlo ya. No obligues a la vida a ponerte en situaciones complicadas para que tu cerebro haga “clic”.
Es posible que no te sientas identificad@ con este mensaje. A lo mejor eres de esas personas que ya han usado su propio poder y que tienen la vida que siempre soñaron. Si es así, ¡Felicidades! Disfrútalo al máximo y no dejes de crecer.
También cabe la posibilidad de que creas que eso de la vida ideal son tonterías, que lo que hay que hacer es trabajar, subsistir y tener la máxima estabilidad posible, que con llegar a fin de mes como quien dice ya te conformas. Pues bien, a ti, incrédulo/a, te digo que no creas nada de lo que yo te digo y que compruebes las cosas por ti mismo. ¿No hay ningún cambio que puedas hacer para tener un día a día un poco mejor? ¿Por qué no pruebas a hacer cambios muy pequeños y compruebas los resultados? Por ejemplo, puedes probar a decirle a alguien “te quiero” todos los días. No tiene por qué ser siempre la misma persona. Si decirlo te cuesta mucho, puedes probar a decirlo con pequeñas demostraciones en lugar de palabras (un mensaje de “¿cómo estás?”, un “tengo ganas de verte”, una simple llamada). Si hasta un pequeño cambio así te cuesta mucho, piensa a ver qué anda tan mal en tu vida como para no ser capaz de mostrar cariño y amor hacia las personas que más te importan. ¿Qué hace falta que pase en tu vida para que reacciones?
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Aryán Puerta